La situación analítica y el marco propuesto son propicios al retorno de la confusión y el analista está al corriente de la intimidad del sujeto. Con el abuso sexual, la escena de la fantasía se ve aplastada por la escena del acto. La confusión se alimenta con la negación del entorno y la denegación de la vivencia traumática. La transferencia, promete la posibilidad de acceder a un tiempo en el cual el hilo de la fantasía es encontrado gracias a la ternura del psicoterapeuta. Es importante que la negación no sea revivida durante la sesión.
Este articulo presenta el seguimiento de un adolescente que sufre de las consecuencias de las repercusiones de una agresión sexual ocurrida durante su infancia cuando se hallaba confiada a los servicios sociales. Los autores exponen el impacto de los traumatismos sobre los procesos de subjetivación todo ello remarcando la importancia que tiene el reconocimiento del traumatismo para permitir el acceso progresivo a la simbolización.
Los adolescentes viven el horror de la explotación sexual, y esas son las imágenes que se manifiestan en la clínica y convocan a los psicoanalistas de recurrir a sus fundamentos teóricos. Ellas gritan para expresar el horror que ellas viven ocupando el lugar de la escena fantasiosa. Las instituciones educativas y de cura ponen resistencia a acogerles y escucharles. ¿Cuál es la responsabilidad ética de los psicoanalistas en esta escucha?
Este artículo, se propone de abordar la cuestión de los silencios y la función que ellos ocupan en el abuso y particularmente en el incesto. El sugiere de examinar la manera en que estos últimos se inscriben en la relación transferencial como un lugar en el cual el acto vinculado al trauma puede depositarse, pero también como una tentativa de subjetivación de lo innombrable. La reflexión, se apoya en el discurso de los primeros meses de un tratamiento psicoterapéutico de una joven adolescente, el cual los silencios no dejaron de hacer ruido.
En el lenguaje adolescente, “Tu me obligas a la fuerza!” designa a aquellos que insisten sin tener cuenta del deseo de la otra persona. La expresión refleja las interrogaciones contemporáneas sobre el consentimiento y las lógicas de dominación. A partir de una reflexión sobre la función del lenguaje en la constitución del sujeto, nosotros entrelazamos nuestras referencias teóricas para explorar los riesgos del abuso en la familia y en la sesión de terapia. Nosotros interrogamos la ética analítica en una sociedad en mutación que esta encarnada en la modernidad del adolescente.
Los autores proponen una declinación de la noción del abuso según tres modalidades que son encontradas en la clínica con frecuencia: abusar, ser abusado y abusarse. Surgen así varias interrogaciones: ¿De qué abusan los adolescentes precisamente?, ¿Qué abusos comenten de manera inevitable?, ¿Y cuándo es que el escenario se voltea contra ellos?, ¿Por qué cosa y por quien son ellos esta vez abusados? Esta contribución invita a los analistas a reflexionar sobre su propia potencialidad abusiva la cual es puesta en acto en la violencia de la interpretación.
The author offers a theoretical and clinical reflection on the relation between perversion and a form of primal group functioning particular to violent adolescents, who come together in a group redefined as horde. The author notes that, in perversion as in a horde, there is a structural inability to defer impulse and deal with it on one’s own. The unconscious fantasy that guides adolescents grouped in a horde is illustrated by a case of gang rape.
The author offers a theoretical and clinical reflection about primal violence and it’s repercussions for the psychic constitution of the subject. A clinical case will enable us to explore the terror experienced in the primary relation and the consequences of this when drive issues play out with a substitute object. For the analyst, it is a matter of encouraging the emergence of a capacity for symbolic representation, while the violence of the trauma appears as the negative of this capacity.
Far more than any other period of life, adolescence is the container of a whole series of processes already inscribed in the child at birth. It is according to an adequate answer from the objects that these processes will reach full development. Violence to be will then take the shape of a life project, i.e the expression of the Superego signing the completion of adolescence; such is not the fate of sexual aggressors. Non integrated violence leads them to let their Ego being dissolved un the interplay of several processes. The aggression of the other person thus becomes a defense against an hallucinatory intrusion.
The significant rise in the reporting of “troubling information” (IP) raises questions for the institution and its caregivers about the right use of the child protection laws. Is this situation liable to become a slippery slope leading to misuse? The author focuses on the components of a clinical encounter that produces troubling information. Examination of several different ways of writing IPs (troubling information) gives an idea of the different subjective issues that are at stake for the adolescent.
Adolescence, 2025, 43, 2, 351-363.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7