Este articulo presenta el seguimiento de un adolescente que sufre de las consecuencias de las repercusiones de una agresión sexual ocurrida durante su infancia cuando se hallaba confiada a los servicios sociales. Los autores exponen el impacto de los traumatismos sobre los procesos de subjetivación todo ello remarcando la importancia que tiene el reconocimiento del traumatismo para permitir el acceso progresivo a la simbolización.
Los autores proponen una declinación de la noción del abuso según tres modalidades que son encontradas en la clínica con frecuencia: abusar, ser abusado y abusarse. Surgen así varias interrogaciones: ¿De qué abusan los adolescentes precisamente?, ¿Qué abusos comenten de manera inevitable?, ¿Y cuándo es que el escenario se voltea contra ellos?, ¿Por qué cosa y por quien son ellos esta vez abusados? Esta contribución invita a los analistas a reflexionar sobre su propia potencialidad abusiva la cual es puesta en acto en la violencia de la interpretación.
El objeto de adicción, está presente como un operador psíquico de la experiencia subjetiva. La lógica adictiva opera sobre un fondo traumático. Es a través del ritmo y la cadencia del uso del producto que se intenta regular las arritmias precoces que están al origen de las vivencias de invasión. En las configuraciones psíquicas presentes, la adicción no es una simple búsqueda se placer si no que ella se sitúa como un regulador de la vida pulsional y sensorial.
El carácter inédito de la pandemia de la Covid ha contribuido al debilitamiento de las resistencias psíquicas, y con frecuencia poniendo al día las vivencias traumáticas hasta ahora ocultas. En este contexto, la vivencia traumática ha sido solicitada a triple valencia: por el efecto del confinamiento, por el recurso omnipresente al numérico y en fin por la instalación general de tele consultaciones en la cura psíquica. Nosotros discutiremos de esta solicitación múltiple de lo traumático a la luz de la comprensión de los procesos adolescentes.
Los confinamientos vinculados al covid-19 han ocasionado una fuerte aumentación de hospitalizaciones por anorexia severa de adolescentes. Si el cuadro clínico era típico, el manejo de la hospitalización y de la cura resultó muy inhabitual. La ocupación de un espacio para sí mismo, ha permitido de retomar un trabajo de frontera permitiendo así, la restauración de la diferenciación realidad/fantasía pero también de relanzar el proceso de apropiación subjetiva y la distanciación de la efracción traumática y la regresión oral que fue inducida por la pandemia.
Este artículo se interesa a los fracasos que pueden producirse en el tratamiento pluridisciplinario del sujeto. Para preservarse de los efectos difícilmente tolerables que uno puede sentir; los profesionales responsables del acompañamiento tienen tendencia a reorientarlos. Esta acción que se quiere terapéutica amplifica el sentimiento de abandono del sujeto convirtiéndose en la violencia de sus actitudes. Un caso clínico servirá como ejemplo.
El hombre ha soñado el control de su entorno psíquico , ecológico y virtual a través de una carrera sin frenos contra toda forma de límites del tiempo, del espacio , de sus recursos y de su propio cuerpo. La situación actual, pone en crisis el relato del hombre como el centro de la cosmogonía; mientras que él esta forzado a constatar su estatuto periférico frente a lo que presumía de dominar. La generación parental, ¿haría así pagar un tributo a la adolescencia para salvaguardar su humillación?, ¿Como “Habitar” Su cuerpo y su psiquis si el avenir prometido es la imagen de un fin?
Este artículo presenta los comienzos del tratamiento de un adolescente quien ha sufrido traumatismos tempranos. La discontinuidad restablecida desde los comienzos del tratamiento por una serie de ausencias repetidas, va a confrontar al analista a las vicisitudes de las primeras relaciones de objeto. El espacio terapéutico sin cese atacado va a tener que construirse tomando en cuenta las posibilidades psíquicas del paciente.
La adopción, no es un criterio predictivo de alteraciones psicopatológicas durante la adolescencia ; sin embargo, la experiencia clínica revela que existe una inclinación a pasar por el acto en el caso de ciertos adolescentes adoptados « potencialmente vulnerables » puesto que presentan una fragilidad en su narcisismo.
El abandono, es una condición anterior y necesaria a la adopción. Aquí se la considera como una primera operación permitiendo la filiación. El niño adoptado, de si mismo debe abandonar a sus padres de nacimiento para poder adoptar a sus nuevos padres. Esta reapropiación del abandono, es inevitable para la subjetivación adolescente. Ello necesita sobreponerse al traumatismo real de la expulsión para instituirlo como un traumatismo con capacidad de estructurar la perdida y el don. Ello concierne todo sujeto cuando refunda su filiación a la adolescencia.
Adolescence, 2016, 34, 4, 773-783.
Revue semestrielle de psychanalyse, psychopathologie et sciences humaines, indexée AERES au listing PsycINFO publiée avec le concours du Centre National du Livre et de l’Université de Paris Diderot Paris 7