Los autores interrogan el rol y el lugar del silencio en el trabajo clínico con jóvenes adolescentes, para quienes la función reflexiva no ha podido estructurarse de manera suficientemente estable. Es necesario un trabajo previo para que esos pacientes puedan utilizar el silencio del analista como de un espacio-tiempo que les permita de sumergirse en sí mismos y de oírse hablar. La escucha del lenguaje del cuerpo y del acto, así como de la transferencia sobre el entorno es central en los tratamientos difíciles
Adolescence, 2025, 43, 1, 35-48.