El autor vincula el abuso (la traición de los adultos hacia las esperanzas de los niños de tener el apoyo necesario para su desarrollo) a la intolerancia y a la dependencia prolongada propia a la condición humana. Ello constituiría el nido de la inseguridad que los hace vulnerables a la seducción sexual y del narcisismo. El describe las consecuencias de las coyunturas clínicas en el adolescente desilusionado quien se convierte en un niño abusado como también considera lo que es subyacente, particularmente los movimientos transferenciales durante la cura.
Adolescence, 2025, 43, 2, 273-282.